Los márgenes de rentabilidad acotados que ofrecerá la próxima campaña granaria, para trigo, maíz o soja, en campos alquilados no redujo la demanda de lotes agrícolas: en el sur bonaerense ya no quedan lugares para arrendar para la producción de cereales y en el norte bonaerense y sur santafesino, la combinación trigo-maíz o soja sostuvo la búsqueda de parcelas.

La falta de financiamiento, un mercado que se vio seriamente afectado por la devaluación registrada en el tercer trimestre del año, llevó a que la mejor forma de garantizarse la gruesa sea avanzar con la siembra de granos finos, especialmente trigo que llevaría –según informes oficiales- a 6,2 millones de hectáreas para cosechar 20,5 millones de toneladas.

Por ello, en el norte bonaerense la mayor parte de los campos con el cartel de alquiler ya fueron tomados para desarrollar planteos como trigo y soja de segunda: dicho interés llevó a que los valores de estos campos, afectados algunos por la última seca y luego las lluvias de abril pasado, mantuvieran sus valores de locación o bien recibieran hasta un 10% más respecto del monto pagado en el ciclo agrícola anterior.

Sebastián Calvo, de Red Surcos, aseguró a través de su twitter que “la cosecha mundial de trigo será este año la más baja en cinco campañas, por eso los precios están sostenidos: así los granos tienen un muy buen poder de compra en términos históricos y es un momento justo que el productor debe aprovechar”.

Atento a esta afirmación, desde la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (CIAFA) ya descuentan una suba en las ventas de fertilizantes del 15% interanual para la presente campaña de trigo tras alcanzar ya niveles récord para el mercado local.

A la hora de hacer sus cuentas, los agricultores no dejan de ver día a día las pizarras del Mercado a Término de Buenos Aires, donde el trigo a diciembre recibe un precio de u$s 216 por tonelada mientras que la soja toca los u$s 266 para las operaciones cerradas a mayo de 2018.

Así, los números resultan tentativos, aún en campo alquilado, cuando todavía se constata un buen nivel de humedad en los suelos y se abren interrogantes respecto a lo que pudiera suceder con el clima en el próximo semestre, donde podrían faltar algunas lluvias en primavera y alcanzar un verano ciertamente seco durante enero.

El presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR), Javier Christensen, expresó que “esperábamos un panorama más complicado” tras las dificultades climáticas y la devaluación pero en el sur bonaerense “los alquileres están firmes con el auge de la campaña fina y en la zona núcleo, salvo en las zonas más marginales, hubo firmeza en los valores de las locaciones”.

Según explicó Christensen a radio Colonia, los contratos agrícolas se cerraron con “valores similares a los del año anterior”, a razón de “18 a 20 quintales por campaña en los mejores campos”, y refirió que en el sur de la provincia de Buenos Aires “se alquiló todo” con las perspectivas que propone la producción de trigo o cebada, a “valores de 10 quintales anuales en soja”.

Por ello, aún en campo alquilado, en la zona núcleo la perspectiva agrícola resulta alentadora, ya que como consignan especialistas la cosecha de maíz, aun cumpliendo con el contrato de locación, dejaría más de u$s 320 por hectárea, con lo cual el margen bruto se situaría próximo a los u$s 250 por hectárea trillada.